Tía María

Lima, 05 de junio de 2015. Días atrás, el ministro del ambiente, Manuel Pulgar Vidal, dedicó buena parte de su artículo “Los dilemas de la Tía” en El Comercio, a describir mis propuestas de un post-extractivismo, para enseguida criticarlas y descalificarlas. A raíz de esas largas referencias entiendo indispensable compartir algunas precisiones.

 

Comencemos por aclarar que extractivismo y minería (o explotación petrolera), son dos conceptos distintos. Los extractivismos, en plural, son apropiaciones de grandes volúmenes de recursos naturales, donde la mitad o más son exportados como materias primas. Por lo tanto, no todas las actividades mineras califican bajo ese tipo de apropiación, una diferenciación que la nota del ministro confunde una y otra vez. Esto hace que el post-extractivismo no se oponga a la minería, sino que propone poder dejar atrás, de una vez por todas, el papel de ser meros proveedores de commodities. Esto se busca por medio de transiciones, bajo condiciones democráticas y defendiendo la información y participación ciudadana.

 

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En el marco de las actividades descentralizadas que realiza la RedGE desde el año pasado, con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert. El viernes 24 de octubre se realizó en la ciudad de Arequipa un taller y un foro público Transiciones y Alternativas al extractivismo: Una mirada desde la Región Arequipa. Los expertos Pedro Francke, economista y catedrático de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Yrasema Pacheco, Coordinadora de Proyectos de LABOR, Ana Romero, Coordinadora Ejecutiva de la Red Peruana por una Globalización con Equidad – RedGE, analizaron sobre el modelo de crecimiento económico actual en la región, basado en la extracción de recursos naturales, y que ha generado un escenario de conflictos como el caso de Tía María, en la provincia de Islay, ciudad en la que se desarrolla, desde hace varios años, la pequeña y gran minería, con la extracción de  oro y cobre principalmente.