Exposiciones

Curso Nacional

Transiciones y Alternativas al Extractivismo. Los retos de la minería y la agricultura en un nuevo gobierno

Lima, 14, 15 y 16 de junio de 2016

Eduardo Gudynas
 
El curso se inició con la exposición de Eduardo Gudynas de CLAES, quien discutió los aspectos centrales de las variedades actuales de desarrollo, tales como la fe en el crecimiento económico, el mito del progreso o la idea de una Naturaleza al servicio de los humanos. Gudynas resaltó que en los distintos tipos de desarrollo propios de América del Sur tienen un papel protagónico los “extractivismos”, ya que están presentes en todos los gobiernos y en todos los países. 
 
También analizó con detalle una definición práctica de extractivismo y su vínculo con los movimientos sociales. "Los extractivismos son entendidos como un tipo particular de apropiación de los recursos naturales, caracterizado por sus grandes volúmenes o su intensidad, y que en su mayoría son exportados como materias primas", añadió.
 
Durante su exposición, Gudynas repasó los impactos locales de los extractivismos, como la contaminación de suelos y aguas, pero se prestó más atención a los llamados “efectos derrame”, que se deben a cambios que se imponen en las políticas públicas y en las estrategias de desarrollo para favorecer algún extractivismo, pero cuyas consecuencias son muchos más amplias. Por ejemplo, al reducir los controles ambientales para permitir un proyecto extractivo, el resultado de esa reducción deteriora toda la política ambiental y su institucionalidad, y es aprovechada por otros emprendimientos e incluso por sectores que no son extractivistas. El efecto derrame está en ese deterioro de la política ambiental. Existen efectos derrames ambientales, territoriales y económicos, pero también en las ideas de la justicia, los derechos y la democracia.
 
En el curso se abordó el profundo arraigo cultural que tienen los extractivismos, donde amplios sectores de la población los apoyan, creen fervorosamente que son indispensables para el crecimiento económico y el bienestar, y lo conciben como ejemplo de progreso y modernización. Sin embargo, en el curso se expusieron revisiones más rigurosas de la información disponible, mostrando, por ejemplo, que el aporte económico de los extractivismos es realmente mucho más limitado, y que incluso hay pérdidas netas de los Estados, ya que los subsidian de varias maneras. A su vez, los extractivismos tienen costos que no son contabilizados, explicados por la contaminación por ejemplo.
 
Finalmente, abordó las opciones para salir de los extractivismos. Reconociendo ese profundo arraigo cultural, se plantearon posibles “transiciones” de salida. Cualquiera de ellas siempre comienza por recuperar la idea de que realmente existen y son posibles otras opciones de uso de los recursos naturales, ocupación del territorio y procesos económicos para asegurar el bienestar. Las propuestas de transiciones apuntan simultáneamente a asegurar cero pobreza y cero extinciones en nuestra biodiversidad. Los extractivismos se reducirán por medidas de urgencia y emergencia que aborden los casos más graves, mientras se diversifica la producción, comenzando, en primer lugar, con un fuerte apoyo a los sectores agrícola, ganadero y forestal. Esto requiere, por ejemplo, que los actuales subsidios estatales hacia los extractivismos puedan ser aplicados a esa diversificación agroforestal. Estas y otras propuestas buscan asegurar empleo y el acceso a una adecuada canasta de alimentos. "Existen muchas propuestas de reforma y transformación productiva que permiten organizar estrategias postextractivistas. Unas y otras están comprometidas con otra visión y sensibilidad dándole especial prioridad a los derechos de las personas y de la Naturaleza", concluyó. 
 

Gerardo Honty

Para Gerardo Honty en los últimos cincuenta años el mundo triplicó su consumo de carbón, cuadruplicó el consumo de petróleo y multiplicó por seis el uso de gas natural. El motor de este crecimiento es, evidentemente, el desarrollo económico; una forma de concebir la evolución humana basada en una ciencia económica renga, un fuerte despliegue militar y la separación del Hombre de la Naturaleza. Hace muchos años que este desarrollo conoce los límites al uso de la energía. En parte por razones estrictamente de stock (la mayoría de los energéticos utilizados no son renovables) o por los impactos ambientales que el uso de la energía produce que, si fueran bien contabilizados, anularían buena parte del crecimiento de la economía.
 
Últimamente el cambio climático se ha ubicado como el más importante de los límites al aumento del uso de la energía y los pronósticos indican que de seguir la trayectoria actual hacia fines de este siglo el mundo resultará inhabitable para la especie humana. Hay unanimidad en el diagnóstico: es imprescindible un cambio en la forma en que los humanos utilizamos la energía para lograr sobrevivir como especie. Las desavenencias radican en la forma y la dirección de los cambios. A pesar del gran desarrollo energético y el aumento del consumo, al día de hoy un tercio de la población no tiene acceso a la energía. Y si quisiéramos lograr un “desarrollo para todos”, entendiendo el desarrollo en su sentido clásico, y cada ser humano del planeta pudiera vivir como se vive en los países “desarrollados” entonces el mundo requeriría consumir cuatro veces más energía que la actual.
 
Las transiciones son un camino para salir del estilo de desarrollo actual y abrir una senda hacia una forma diferente de vivir donde todos los aspectos (económicos, políticos, jurídicos y culturales) confluyan en un objetivo de sustentabilidad y equidad.. Seguramente más austera, menos “rica”, pero probablemente más justa y apropiada a las capacidades ecológicas del planeta. La moratoria a toda nueva exploración de fósiles, el uso de la energía renovable, la reducción en términos absolutos del uso de la energía, la eficiencia energética, la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles y la internalización de los costos sociales y ambientales son algunas de las medidas propuestas en el curso.
 
 
 
 
José De Echave
 
De Echave de CooperAcción dió un panorama sobre la situación actual de la minería ilegal en el Perú, en ese sentido, sostuvo que los factores que han determinado que la minería aurífera ilegal e informal se convierta en una suerte de pandemia en el Perú tienen que ver con el alza sostenida del precio internacional del oro que justifica con creces el riesgo de operar en la ilegalidad e informalidad, las restricciones estructurales de nuestra economía para generar adecuados puestos de trabajo y una preocupante debilidad institucional, que no se trata de un gobierno en particular, sino la del Estado mismo. 
 
Sostuvo que los esfuerzos oficiales llevados a cabo para formalizar a los mineros informales -que tampoco han sido muchos- han fracasado. En consecuencia, la actual tendencia a la baja en la cotización de este metal, de continuar, abre un escenario más propicio para erradicar la minería ilegal y formalizar a aquellos que cumplan con los criterios legalmente establecidos, objetivos que seguirán estando condicionados a la calidad y estabilidad de las instituciones involucradas.
 
Añadio que la minería ilegal es un sector que ha crecido económicamente, ya que se ha beneficiado de los precios altos y tiene una mayor influencia en las economías regionales. También ha comenzado a penetrarse en el Estado peruano, ya que tiene representantes en el Congreso y presencia en otras estructuras del Estado como el Poder Judicial, gobiernos regionales, municipalidades, entre otros y ha penetrado regiones enteras.  
 
 
 
 
 
Martin Scurrah
 
Scurrah habló sobre la situación de la agricultura en el país, y señaló que es necesario que el nuevo Gobierno de PPK promueva y reconozca los servicios ambientales ofrecidos por los agricultores y evitar la introducción de las semillas genéticamente modificadas; lograr un agro próspero, incrementando la rentabilidad y competitividad con un impacto positivo en la reducción de la pobreza, incrementar el capital de Agrobanco. Añadió que se debe promover sinergias entre la minería y la agricultura, reconocer la agricultura familiar, promover la investigación y puesta en marcha de técnicas en sistemas agroforestales y orgánicos, así como promover la creación de cadenas de comercialización eficientes y equitativas.
 
Agregó que se tiene que fortalecer los derechos de los agricultores sobre las tierras y agua, garantizar la seguridad jurídica, fortalecer la institucionalidad pública y mejorar la legislación de protección de los derechos.
 
 
 
Tras la presentación de los docentes, se invitó a los participantes a realizar trabajos grupales y exponer casos de sus propias regiones, cuales pueden ser las alternativas de solución y sus propuestas a futuro.